lunes, 16 de agosto de 2010

La palabra y el cine.


El cine comenzó mudo, una sucesión de imágenes en movimiento que captaban la realidad. El cinematógrafo hizo tal suceso.

La sortie des ouvriers des usines Lumière à Lyon Monplaisir («Salida de los obreros de la fábrica Lumière en Lyon Monplaisir») y otras como Llegada de un tren a la estación de la Ciotat o El desayuno del bebé, e incluía la primera película de ficción: El regador regado. Así, con este catálogo, el cine comenzó su historia a modo de documental, como testigo objetivo de la vida cotidiana.

Sin embargo como expresan muchos cineastas y cinéfilos, ya en el primer cine existe la composición fotográfica, la estética, el símbolo, el intento de control del azar, las diferentes tomas, los descartes. Hasta que llegue la película que el publicó verá.

El cine en su inicio es un discurso visual sin palabras, sin sonido. Luego llegó el pianista en vivo, los rótulos, la banda musical original, y finalmente la grabación de la voz humana (c. 1920). Junto con los avances en lenguaje fílmico, la planificación de las tomas, y la continuidad encadenada del montaje.

El cine no necesita una lengua para serlo, aunque no cabe duda que el uso interpretativo de un guión con su narrativa dialogada, promueve un gran avance en la cinematografía.

Repensar el cine mudo, volver al documental exento de retórica verbal, es un quehacer sugestivo.

.