miércoles, 3 de junio de 2009

Primer día de rodaje del Pueblo Feliz.


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Jávea. 03 de junio de 2009. 07:30 hrs.
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El sol ya se ha elevado por encima del horizonte marino. A veces me pregunto, cuantos metros tendrá de altura la cúspide del arco visual, ese punto que une el mar con el cielo. Supongo que es una operación geométrica simple. Un día de estos me voy a entretener con ella.

Estas letras son el diario del rodaje de un documental que he escrito y ahora dirijo, que he titulado: El Pueblo Feliz.

Sobre las ocho de la mañana, llego al mirador del cabo San Antonio, llamado así porque aquí se instalaron después de la conquista cristiana unos ermitaños que seguían la advocación del patriarca Antonio Abad, que nació en Heracleópolis Magna, ciudad de Egipto, alrededor del año 251 de nuestra era, y se le tiene por fundador del movimiento eremítico. El nombre de su ciudad de nacimiento es curioso: Heracleópolis Magna (Gran Ciudad de Hércules), claro que antes de la ocupación greco-romana se llamó Henen-Nesut y allí vivieron los gobernantes de la dinastía IX y X de Egipto, allá por los años 2.150/2.050 a. C. .

Refiero todo esto, porque en el lugar que estoy, además del Marenostrum y la bahía de Jávea, no puedo olvidar la presencia del monte Montgó, por cierto, todavía no he encontrado que significa ese nombre, a lo mejor algún lector amable me lo puede explicar, en serio, se lo agradecería. Lo que si sé, es que existe otro monte con el mismo nombre en la provincia de Gerona, cerca de  L´Escala.

Si conozco el bello nombre griego de Hemeroscopeion (Atalaya Diurna) atribuido al Montgó. Aunque los datos recogidos por Heródoto, así como otras noticias encontradas en la Ora Maritima, de Avieno ( s. VI a C.), y en Estrabón, no clarifican el lugar exacto, y otros montes de la comunidad valenciana se disputan tal mérito.

Pero para mí el Montgó, afectivamente, si es el Hemeroscopeion; solo con pasear por sus senderos junto al mar, en medio de pequeños bosques de pinos y cipreses, no es difícil imaginarme en un rincón un pequeño templo, como los que hubo en la Delfos del Monte Parnaso.
Y a su pie comienzo mi trabajo, por si acaso, la lira de Apolo y el canto de las Musas, elevan mi espíritu para que encuentre el camino del Pueblo Feliz.


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